El agua es un elemento esencial para el desarrollo agrícola sostenible; su aprovechamiento, utilización y conservación racionales constituyen elementos en cualquier estrategia de desarrollo. Según FAO (1992), en el índice medio de expiación del riego fue del uno porcinito al año.
Finalmente las prácticas del riego y drenaje así como las practicas culturales en general, son las que están mas directamente controladas por el hombre, deberán estar orientadas, al manejo racional del agua, del suelo del cultivo, teniendo como objetivo final la objeción de rendimientos económicamente rentables sin deterioros de los mismos.